Bolonia: Una aventura educativa para recordar 

Bolonia es conocida principalmente por su universidad, ya que se trata de la más antigua del mundo occidental (fundada en 1088) y una de las más antiguas y prestigiosas de Europa. Esta ciudad fue famosa en la época medieval por su enseñanza en humanidades y derecho, convirtiéndose en un referente en la difusión del saber. Tanto que su modelo se convirtió en un faro de conocimiento e innovación, inspirando a universidades como Oxford, París y Salamanca. 

Este verano he tenido la oportunidad de realizar la formación Outdoor learning organizada por Erasmus Learning Academy que tomaba lugar en esta apasionante ciudad rojiza. El curso se impartía en la residencia estudiantil llamada Bononia Camplus; y a pesar de ser julio, tanto en la ciudad como en la residencia, se contemplaba un conmovedor aire estudiantil. Lo cual no me sorprendió demasiado sabiendo que con sus varias facultades cada año acoge miles de estudiantes italianos y extranjeros. 

Personalmente tuve la suerte de compartir las clases acompañada de otros cinco profesionales de la educación: Maria, profesora de educación física de formación profesional y secundaria (Barcelona); Panna, psícologa y orientadora (Budapest); Javi, profesor de educación física de Universidad (Valladolid); Claudia, profesora de Alemán (Frankfurt) y, por último, Francesco, nuestro profesor italiano (Bologna).  -Disculpad por no haberme presentado antes, mi nombre es Mara, soy profesora de secundaria de Mundaiz (Donostia), e imparto las clases de euskera y ciencias naturales.-

Beneficios del Outdoor learning 

Para mi sorpresa cada uno de los participantes del curso impartiamos asignaturas muy diferentes y cada uno buscábamos adquirir distintas herramientas para ponerlas en práctica en nuestros centros. En algo que sí coincidimos todos los integrantes del grupo era que el aprendizaje al aire libre es un enfoque educativo que busca poner al estudiante en el centro del proceso educativo, y que puede ser utilizado para adquirir varias competencias, tanto específicas como transversales. 

En pocas palabras, el Outdoor learning trata de que los estudiantes aprendan en entornos naturales. Y está demostrado que este tipo de educación fomenta la creatividad y el pensamiento crítico, fortalece la salud física y el bienestar emocional, fomenta la cooperación y la comunicación, aumenta la motivación y ayuda a reflexionar sobre la sostenibilidad. 

Al salir del aula, más allá de la repetición de contenidos, se favorece el aprendizaje por experimentación y descubrimiento. Se puede poner en práctica mientras se da un paseo por la ciudad, en un entorno rodeado de naturaleza o incluso impartiendo alguna clase en el patio escolar. En el caso del colegio Mundaiz, el hecho de estar rodeado del río Urumea y el Parque Cristinaenea, favorece la aplicación de esta metodología. 

De la teoría a la práctica

Las dinámicas llevadas a cabo durante el curso de Bolonia se pueden clasificar en dos grupos. Por un lado, estarían las actividades para trabajar las competencias transversales (teambuilding, comunicación, dramatización, agrupaciones, improvisación…); y por otro lado las actividades relacionadas a los contenidos curriculares (ciencias naturales, matemáticas, idiomas, arte…). Por lo tanto, la aplicación de ellas puede ser útil tanto para las tutorías como para ciertas asignaturas. 

Entre las diversas actividades ejecutadas, hubo alguna que merece una mención especial: mediciones de edificios o elementos naturales, la recolecta de recursos naturales bien sea para la creación de dibujos geométricos, obras de arte o resolución de ecuaciones y un paseo de 5 minutos en silencio absoluto como inspiración para crear un poema. Y, sin lugar a duda, mi favorito: una competición con el objetivo de recolectar basura. 

Cabe mencionar que el mayor reto para poner en práctica ciertas dinámicas de team building es el elevado número de alumnos que tenemos en cada clase en nuestro colegio (por lo general, 30 alumnos por clase). Para realizar ciertos ejercicios se requiere de un grupo más reducido de alumnos. Por ello, se considera apropiado el momento en el que el profesor/la profesora está con la mitad de la clase (por ejemplo a la hora de las clases de interioridad). 

La semana de Bolonia me sirvió para darme cuenta de que muchas veces no hace falta ir muy lejos para poner en práctica alguna dinámica al aire libre, y que el proceso del aprendizaje siempre es más conmovedor con un punto de aventura. Francesco, con sus continuos feedbacks, nos hizo ver la importancia de crear un buen ambiente para lograr una enseñanza significativa. Más allá de risas, buena comida y visitas culturales, ha sido muy enriquecedor compartir charlas y experiencias con docentes de otros países. 

Ahora falta sembrar la semilla traída de la cuna del conocimiento.

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